La velocidad de los avances cientificos en los últimos tiempos, corre a la velocidad de la luz. Lo que hace pocos años atrás parecía una quimera inalcanzable en el campo de la alta tecnología, lo estamos viendo hoy. Y en los próximos años los avances serán exponenciales. Unos de estos avances se producen en los vehículos eléctricos (VE), por lo que podemos afirmar que será decisivo para sustituir, definitivamente, el vehículo con motor de explosión, por otro más “friendly” con el medio ambiente, como es el vehículo eléctrico. Esto se conseguirá con la resolución de dos desafíos:
Primer desafío: El motor. La clave de esta tecnología está en la mejora disruptiva del motor eléctrico síncrono (rotativo y de velocidad variable), que se ha mejorado con la experiencia aportada en el diseño del motor eléctrico lineal Este motor se diferencia del clásico, en que el rotor y el estator están ensamblados de tal manera que inducen un movimiento lineal, en sentido longitudinal.
La compañía americana Linearlab lleva los últimos años trabajando en el tema, y ha conseguido avances espectaculares, logrando que el nuevo motor eléctrico trabaje a menos revoluciones, aspecto esencial, ya que permitirá eliminar la caja de engranajes desmultiplicadora en los VE, aliviando, a su vez, el peso y el coste económico, a la vez que se aumenta el par motor y la potencia hasta 4 veces. EL quid de este avance se basa en la disposición de los imanes permanentes internos, que pueden ser de ferrita (no neodimio), y también en el número de rotores (4). Esta tecnología se denomina HET Hunstable Electric Turbine), lo cual repercutirá en la autonomía del vehículo eléctrico que, sólo por este concepto, se verá aumentada, al menos, en un 10 %.
Segundo desafío: La batería. La nueva tecnología basa su avance en el tipo de electrolito, y en los materiales que se emplean en ánodo y cátodo; nada nuevo bajo el sol. La más prometedora tecnología viene en sustituir el electrolito líquido por uno sólido. El epicentro de esta nueva tecnología se originó hace unos años en Portugal por una científica, si bien posteriormente se ha perfeccionado en la Universidad de Austin (Texas), por un equipo dirigido por el conocido investigador John Goodenough, el mismo que colaboró en el desarrollo de las baterías de ion litio, hace décadas. Las peculiaridades de esta nueva batería son que no producen dendritas (cristales que cortocircuitan), no explotan, no utilizan materiales contaminantes (Litio), y prometen 4 veces más de carga que las actuales, superando así la autonomía del motor de explosión y además reduciendo notablemente el tiempo de carga.
También Panasonic, suministrador de baterías a Tesla Motors, está investigando con otra posibilidad, y es el uso de una variante de electrolito líquido denominado LiDFOB/LiBF4 de doble sal, así como un nuevo diseño de celda, que eliminará totalmente la producción de dendritas, aumentando su densidad y vida útil. Igualmente, se eliminará totalmente el cobalto en la fabricación. La ventaja de esta nueva tecnología es que, con mínimos cambios, se podrá seguir utilizando los métodos de fabricación al uso, abaratando los costes.
No obstante, para que el vehículo eléctrico derrote definitivamente al vehículo de motor de explosión, el coste de la batería ha de bajar de los 145 dólares/Kwh actuales, a menos de 100 dólares /Kwh. Y esto, con toda seguridad, lo veremos muy pronto
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